EL PARADIGMA HOLOGRÁFICO

¿Qué es la realidad?


Esa fue la pregunta que formuló mi profesor Ulises en la Facultad de Comunicación Social al curso un día que nunca olvidaré. Recuerdo la pregunta, las caras de mis compañeros, las distintas respuestas que surgieron y también la extraña conclusión del genio que teníamos enfrente. Porque este hombre se recibió en sólo 3 años rindiendo libre todas las materias y llegó a director. Porque tras haber trabajado en los medios supo romper lo preestablecido y dedicarse a su pasión: la música. Porque sabía ver "la realidad" desde otro lugar. Porque tal vez a Ulises no supo atraparlo "la matrix".

Dudo que alguien más en la clase recuerde todo esto. Sucedió algo en mí que resonó con esta nueva concepción de las cosas y tuvieron que pasar algunos años y episodios increíbles para cualquier mente racional para que llegara el día en que finalmente escribiera este artículo.
Y resulta que la realidad sería una "construcción"...
Cada suceso por mínimo que sea es relatado por un sujeto según su perspectiva, su cultura, nivel de educación, ideología, etc. A su vez, los medios de comunicación reflejan dicho suceso en función de las probabilidades tecnológicas que dispongan, las políticas de la productora, la previa selección de noticias relevantes, mas otros intereses. Y el receptor a su vez, con toda la subjetividad propia del relator, del medio y de sí mismo, vuelve a construir en su mente el suceso y a procesarlo entre otros miles de millones que conforman la supuesta realidad.
La percepción de un evento es entonces subjetiva. Pero la percepción de una flor ¿también lo es?. Un atardecer en el mar, una taza de café, cualquier objeto material debería sustraerse a esta teoría...
Entonces la pregunta a formular sería: ¿Cómo percibimos la realidad? O mejor aún: ¿Qué percibimos como real? La respuesta está en nuestro cerebro.

El cerebro holográfico


Frequencias sonoras o lumínicas son captadas a través de los sentidos y traducidas por el cerebro en impulsos eléctricos hasta decodificarlas de una manera muy particular. Utiliza el mismo lenguaje matemático con el que se elaboran los hologramas laserianos. (Transformaciones de Fourier).
El cerebro interpreta señales eléctricas, realiza una especie de traducción de lo exterior en su interior.
Transforma frequencias externas en percepciones internas. Y tiene cualidades holográficas según el Doctor en Medicina Karl H. Pribram, en su forma de codificar y decodificar información y también de almacenarla. 
Un holograma es una imagen tridimensional proyectada en el espacio a través de un láser. Si partimos un holograma en dos, cada parte contiene la información del todo. Lo mismo ocurre en el cerebro, donde cada porción contiene la totalidad de recuerdos. Según Pribram los recuerdos se agruparían en estructuras de impulsos que entrecruzarían el cerebro al igual que las estructuras laserianas una película fotográfica. Entonces, la flor, el atardecer o la taza serían simplemente hologramas creados por nuestro cerebro. La materia se reduciría a un paquete de energía y vibración. 


La realidad subatómica holográfica


El físico David Joseph Bohm formuló una teoría en la cual partículas subatómicas mantendrían una conexión entre ellas a pesar de la distancia y de manera instantánea. A través de diferentes formulaciones matemáticas cuánticas predijo que ciertos procesos subatómicos generaban partículas cuánticas "gemelas"que registraban por igual y al mismo tiempo los fenómenos que sucedían a una de ellas. Para Bohm la distancia sería una ilusión. Es decir, así como cada parte de un holograma contiene la información total, cada partícula de una pareja de gemelas también. Su comportamiento sería, por consiguiente, holográfico. 

El modelo holográfico del universo


El modelo de funcionamiento del cerebro humano al igual que el de las partículas subatómicas podría trasladarse al funcionamiento del mismo universo a modo de holograma. El físico argentino Juan Maldacena propuso un modelo matemático según el cual la gravedad provendría de cuerdas infinitesimales en estado de vibración. Estaríamos en un mundo de cualidad holográfica donde lo real sería un cosmos plano sin gravedad alguna. Esta teoría fué apoyada por las investigaciones de un grupo de científicos japoneses de la Universidad de Ibaraki. Ellos habrían calculado la energía interna de ese supuesto universo sin gravedad a través de los estudios de los agujeros negros. 
¿Contará el espacio con menos dimensiones de las que creíamos? ¿Estaremos engañados en una percepción de tres dimensiones cuando la real acción se encontraría en un cosmos simple y plano?
¿Cuántas dimensiones requerirá realmente una teoría matemática del Universo?Max Riegler, de la Universidad Tecnológica de Viena así lo afirma. Habría correspondencia entre teorías gravitacionales en espacios curvos y de campo cuántico en espacios bidimensionales tal como lo formulara Maldacena.

La teoría holográfica del universo serviría para explicar la totalidad de fenómenos paranormales como telepatía,psicokinesis, sincronicidades, experiencias cercanas a la muerte e incluso ciertas experiencias místicas de unidad con el todo. 
Algunos sostienen que seríamos seres multidimensionales existiendo simultáneamente en varios niveles o planos de realidad. Que no seríamos producto del plano físico sino seres espirituales habitando un cuerpo denso transitorio. Muchos aprovechan estas teorías para manipular a los incautos convenciéndolos que este plano de realidad no es importante o trascendente y que sólo hay que enfocarse en abandonarlo...Ni siquiera tratan de adivinar porqué nuestra conciencia, nuestro ser nos trajo aquí...

Entrevistamos a Carlos Ossemani que nos habla al respecto

Más allá de tantas teorías de difícil comprobación científica, la pregunta o más bien las preguntas que se suceden serían las siguientes:

Si lo que percibimos es una interpretación o construcción que realiza nuestro cerebro, y nuestro mismo cerebro forma parte de esa ilusión frequencial 

¿Quién es el que está percibiendo?. ¿Quién o qué soy?.

¿Qué o quién genera el proceso de percepción?

¿Qué hace que la existencia se mantenga en una danza cósmica infinita?